Mi mamá nos acompañaba a mis hermanos y a mí para ayudarnos y revisarnos las tareas que nos ponían en el colegio. Ella lo hacía con esmero y cariño; ella nos inculcó amor y dedicación al estudio, debido principalmente a que ella en su juventud fue maestra. En la casa nunca faltó un plato de comida, debido principalmente a que mi papá trabajó duro y ahorró desde su juventud. Además, como yo era el menor, fui el último en concluir los estudios de la Básica Secundaria. Durante los últimos 4 años escolares asistí en jornada de la tarde, y mi mamá siempre se encargaba de que yo saliera de la casa al colegio bien almorzado. Para ese entonces, yo debí adquirir autonomía en lo que respecta al cumplimiento de los deberes académicos; sin embargo, mi mamá me insistía mucho en ese aspecto porque hubo ocasiones en que yo era displicente. Mi papá y mi mamá se esforzaron en crear una familia, en brindarnos a mis hermanos y a mí un hogar en el que reinara la convivencia, el amor y el respeto, y en que tuviéramos lo esencial (alimentación, techo, vestimenta y salud), por lo menos hasta que concluyéramos nuestros estudios de Básica Secundaria y de Educación Superior.
