sábado, 20 de agosto de 2022

DEL HIERRO AL ACERO






DEL HIERRO AL ACERO


La Revolución Industrial trajo consigo una demanda de metales de mayor dureza, con la que hacer frente al rápido avance en el proceso de refinamiento del hierro.  Los altos hornos fundían el mineral para obtener el hierro.  Finalmente, con la invención del convertidor de Bessemer se hizo posible la conversión directa de hierro en acero, aleación a la vez dura y maleable.

Hasta el siglo XVIII el único medio de fundir hierro era con carbón de leña.  En un alto horno del siglo XVII (arriba) se mezclaban mineral de hierro y carbón de leña, y se insuflaba por su interior una corriente de aire caliente que calentaba el carbón de leña.  El horno de la izquierda es sometido a una operación de limpieza y reparación antes de proceder a cargarlo.

Durante el siglo XVII, comenzó a usarse, sin embargo, un nuevo combustible, el coque.  Su descubrimiento se produjo cuando unos cerveceros británicos comprobaron que secar la malta con fuego de carbón puro daba a la cerveza cierto sabor a azufre; así pues, quemaron el carbón primero y destinaron el coque resultante para secar la malta.  En 1708, Abraham Darby hizo satisfactoriamente el primer intento de utilizar el coque en la fundición en su factoría de Coalbrookdale (Shropshire).  A medida que disminuían los suministros de carbón de leña con la consiguiente alza de precios, otros maestros fundidores consideraban las ventajas del coque.




BIBLIOGRAFÍA:


Historia del hombre.  Dos millones de años de civilización.  Selecciones del Reader's Digest.  México.  1978.  368 páginas.  ISBN 978-84-7142-117-3; 978-84-7142-117-8

No hay comentarios:

Publicar un comentario